No transfiera a sus hijos la ira o frustración que pueda estar sintiendo.
No les dé demasiados detalles sobre por qué han decidido separarse o divorciarse.
No le eche la culpa al otro padre.
No haga promesas sin pensar ni les dé a sus hijos una esperanza falsa de reconciliación.
No abrume a sus hijos con demasiada información – demore las conversaciones sobre mudanzas, el cambio de escuelas, los cambios de estilo de vida, etc. Déjelas para otro momento. Los niños mayores quizás traigan a colación estos puntos, pero si todavía no se tomaron estas decisiones, hable de ellas solamente en términos generales.
No les pida a sus hijos que mantengan en secreto la información sobre la separación o el divorcio, ya que tendrán necesidad de sus amigos y su familia extendida. Si no está preparado para informarle al resto de su familia inmediata, tampoco será este el momento de contarles a sus hijos.